La presencia activa o cómo la presencia “activa” tu vida

¿Te has visto dando teta y mirando el móvil largas horas? ¿”Conversando” con una persona mientras mantienes comunicación vía whatsapp con otras? ¿Viendo una película en casa mientras chequeas tus redes sociales? ¿Jugando con tu hijo con el móvil al lado y pendiente de las notificaciones? ¿Sientes tu mente excesivamente cansada o embotada a veces?

Nuestra mente siempre se va al futuro o al pasado. O estamos proyectándonos en el futuro, haciendo planes o estamos viviendo en el pasado recordando aquello que no salió como esperábamos o que nos remueve. El exceso de pasado puede llevar a la depresión y el exceso de futuro puede llevar a la ansiedad. Cuando conectamos con el “ahora” desde ahí podemos sentir PAZ. La paz de experimentar lo que está ocurriendo en el momento sin juzgarlo como bueno o malo. En este punto están nuestros hijos permanentemente, están en el “AHORA” y ellos son los que mejor nos pueden guiar hacia este estado de presencia. De su mano podemos meternos en ese “ahora” que a veces es escurridizo.

¿Para qué cultivar un estado de presencia? Para experimentar la felicidad. Es únicamente cuando estamos en el momento presente es cuando la podemos vivir. Para que la vida no nos pase de largo mientras nuestra mente está navegando por las olas del pasado o del futuro… Para realmente disfrutar de tener hijos, amigos, familia, pasear por la Naturaleza, leer un libro….

Reflexiona por unos minutos:

• Mira a un punto fijo, como una vela, un punto en el techo…
• Míralo y toma conciencia de las cosas que te vienen a la cabeza.
• Posiblemente son muchas.
• Ese diálogo interno está presente continuamente.
• Y si estás pensando en miles de cosas a la vez o repasando recuerdos, o haciendo la lista de la compra no puedes estar presente y menos aún, presente con tu hijo.
Tomar conciencia de tu cuerpo y del diálogo interno que mantiene, ya es un logro.

 

¿Qué tener en cuenta para estar más presentes en nuestra vida?

1º Realiza una tarea cada vez
Debemos de evitar realizar múltiples tareas de manera simultánea. La multitarea, salvo excepciones,no existe. No hacemos varias tareas a la vez, sino que vamos cambiado rápidamente de tareas y perdiendo energía cada vez que recomenzamos una tarea. Es mejor enfocarnos en una sola cosa, que nuestra energía se enfoque en eso y así se hará con menos energía y más eficiencia.

2º Programa cosas que te energicen y tiempo diario para estar presente
Piensa qué cosas te dan energía y te sirven para renovar la energía que se lleva el día a día (ir al cine, visitar un parque, pasear, spa, baño, peluquería, comer algo saludable…). Estas actividades son claves para ejercitar ese estado de presencia mientras las estamos realizando. En general, cuando programas y organizas tu día, puede ser tu mente se libere para poder estar más presente. Cuando calendarizamos estas tareas, les estamos dando espacio a esta presencia para que entre en nuestra vida.

También podemos hacer prácticas para traer diariamente cada día presencia a nuestras vidas: la meditación (momento para darle un respiro a la mente, con música, guiada, visualizaciones, mindfullness, repiración consciente), la oración, la lectura, caminar en la Naturaleza, contemplar un atardecer, sumarte al juego de tu hijo sin pensar en nada más que en el lugar donde su imaginación te lleva….

Es importante que sean actividades diarias, unos 15 minutos al día y que se practiquen cada día, para crear el hábito.

3ª Crea una lista de relaciones que quieres fortalecer
Saca tiempo para retomar relaciones  que tenías abandonadas (familia, amigos, compañeros, vecinos). El ser humano es un ser social por naturaleza, y a veces nos aislamos y metemos demasiado en nuestras vidas. Con los hijos tendemos a centrarnos en la crianza y aislarnos de otras relaciones importantes en nuestra vida y que hay que honrar.

Crea una lista de esas relaciones que quieres fortalecer y calendariza cuándo y cómo contactar. Puede ser una llamada, aunque sería mejor una quedada física, pero si no, una llamada de teléfono en soledad, solo el teléfono, sin distracciones para poderte centrar en la conversación. Puede ser una quedada periódica, por ejemplo una vez al mes, o al trimestre con esos amigos a los que cuesta ver tan frecuentemente como antes…

Conclusión

Como hemos dicho, la presencia es muy liberadora. Al ralentizar la mente y liberarla de un exceso de pensamientos, podemos llegar a sentir PAZ. Pero esto es un proceso, cuyo primer paso es la toma de conciencia de lo que está ocurriendo. No se pasa de estar toda una vida pensando en mil cosas a vivir en el presente. Ocurre como en muchas otras cosas, cuanto más se practica, más fácil resulta estar presentes en el día a día.

 

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